¿Qué es el despertar o estar despierto?
Aunque soy cristiano, a lo largo de mi vida me he sentido llamado a investigar y experimentar otros diversos enfoques espirituales como el budismo, el vedanta, el tantra, yoga y taoísmo.
La visión particular de cada uno de estos caminos, sumada a mi propia experiencia de despertar y mi labor acompañando a miles de personas en sus vivencias espirituales me han aportado mi propio punto de vista acerca de la cuestión, que es el que quiero compartirte aquí.
Si algo tengo claro al respecto, tras más de dos décadas profundizando en ello, es que, al contrario de lo que yo me figuraba -y, según he constatado- gran parte de las personas que se inician en este proceso, despertar no es un estado excepcional, reservado a unos pocos, sino que se trata de un proceso común y natural, latente en todo ser humano, sea que se manifiesta antes o después en su vida.
Quizás sin saberlo, en mayor o menor medida, ya has experimentado el estar despierto en múltiples instantes a lo largo de tu biografía: mientras estás enamorado; cuando haces el amor; al tener un orgasmo; cuando meditas; en el instante en que viste la cara de tu hijo al nacer o cada vez que le observas durmiendo plácidamente; siempre que te encuentras absorto realizando alguna actividad que te apasiona, en la que parece que el tiempo y cuanto te rodea no existen y para que sientes que cuentas con una energía ilimitada; mientras sirves a los demás; cuando admiras la naturaleza, etc.
Ese estado de conexión, de bienestar intenso, de calma interior, armonía, seguridad, confianza y agradecimiento, en el que parece que tiempo y espacio desaparecen, fundiéndose en un aquí y ahora únicos… es tu estado natural y original.
Despertar es el estado original y natural de la Humanidad
Y como es un estado natural, se haya expresado ya o no en la vida de cada uno, de forma más o menos estable, no es algo que haya que alcanzar, sino que se trata de un estado que recuperar.
Actualmente, nos encontramos en una fase de la evolución de la consciencia humana en la que los seres humanos estamos regresando a nuestra naturaleza esencial o estado de “ser” original. Esta etapa ha recibido diferentes nombres: Nueva Era, Fase de Ascención, cambio de paradigma, etc.
Se trata de un periodo en el que el «yo», ego, personaje o personalidad con el que operamos habitualmente en nuestras vidas empieza a ceder o a perder peso.
Y con él se van derrumbando todas sus necesidades, carencias, miedos, ataduras, bloqueos, apegos y problemas.
Ese «yo» que pensamos que somos, con el que nos identificamos profundamente se va desvaneciendo y los fenómenos que percibimos ya no son cuestiones que nos ocurran a o contra nosotros, sino que son sólo fenómenos que suceden en el mundo.
¿Cómo cambia tu vida cuando estás despierto?
Si durante el estado de sueño (cuando nos identificamos con ese “yo” mental) uno vivía su vida como si fuera una pesadilla, tener una experiencia de despertar conlleva la liberación del personaje y de las circunstancias que lo mantenían atado y le hacían sufrir.
En el estado despierto, al que colectivamente tendemos todos los seres humanos, dejamos de vivir en nuestras mentes, aislados y separados de todo lo que nos rodea.
Se deja de percibir separación entre uno mismo y el propio cuerpo, entre uno mismo y los demás, entre uno mismo y todo cuanto le rodea, percibiendo un mayor sentido de unidad y de conexión.
Se siente la existencia de una fuerza o energía que todo lo impregna. El mundo se siente “vivo”, no es algo inerte, que simplemente está ahí, inmóvil y ajeno a uno.
Las relaciones se vuelven más genuinas y profundas, se siente una mayor comprensión y amor hacia los demás. Las identidades en colectivos por las que acostumbrarnos a diferenciarnos se diluyen. La pertenencia a un género, etnia, nacionalidad, religión, equipo deportivo, ideología política, etc. o los logros académicos y materiales dejan de definir la identidad. Uno no es ninguna de esas cuestiones, sino que la esencia va mucho más allá de todas y cada una de ellas.
La vida deviene significativa, todo adquiere un sentido y se entrevee un propósito más auténtico en todo lo que uno vive, incluida la muerte, la cual pasa a aceptarse e incluso deja de temerse.
Los pensamientos automáticos de la mente se disipan, con lo que pasamos a estar más centrados en el presente, sintiendo y percibiendo más y con más intensidad. Ya no hay necesidad de “hacer” continuamente y se “es” simplemente.
Y en este estado el pasado y el futuro se funden en uno con el presente. Todo es aquí, todo es ahora y todo es perfecto. Lo que se traduce en una sensación de agradecimiento.
Te comparto la esencia de estar despierto a través de la particular visión del poeta norteamericano Walt Whitman, en este bello poema.
Tu Despertar ayuda a la Humanidad
Somos seres espirituales que un día decidieron encarnar en este planeta. Antes de llegar a esta realidad le dimos forma al que sería nuestro plan de vida: un conjunto de objetivos que ayudarían a la evolución de la Tierra y de la humanidad.
Gracias a las pruebas del camino nuestras conciencias evolucionan, es decir, se vuelven conscientes de la presencia del alma y de su plan de vida.
Uno de los aspectos más bellos del despertar es que el ejemplo de nuestra propia evolución ayuda a iluminar el entorno más inmediato que habitamos, inspirando a los demás a desarrollar también sus vidas.
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